Que no te roben la sonrisa

Trabajo. Es solo trabajo. Nos lo decimos y nos lo repetimos pero en numerosas ocasiones nos resulta un reto llegar a nuestro hogar y olvidar el mal día que hemos pasado. Lo más importante de tu vida lo tienes fuera de las cuatro paredes de tu oficina, lo tienes cuando entras a tu casa, cuando tu pareja te espera con una sonrisa, cuando tu hijo espera con esmero tu vuelta y cuando te reúnes con tus amigos o tu familia. Que tus preocupaciones se queden en tu silla y desaparezcan cuando cierras tu ordenador.

Inviertes muchas horas en el entorno laboral, con todo el tiempo que estás que menos que sea un entorno lo más favorable posible. No tienes porqué aguantar a un jefe irrespestuoso, un compañero que te hace la vida imposible o un sobrestrés laboral. Tu salud es lo más relevante para ti, no dejes que los demás te la quiten y menos si no son personas o situaciones fundamentales en tu vida.

Solo tú decides cómo afrontar las dificultades de tu día a día. Eres el dueño de tus actos, tú decides si quieres responder a una provocación o al mal comportamiento de otra persona. Ten claro que la no respuesta no es haber perdido ninguna batalla, no te arrepientas de no haber dado una contestación ingeniosa, de no haber frenado los pies a tu jefe o a un cliente. Estamos en aprendizaje continuo, y lo que hoy fue X mañana lo puedes convertir en Y. Sé comprensivo contigo mismo y afronta las dificultades como oportunidades de superación, de desarrollar habilidades y de crecer como persona.


Ante personas complicadas no hay guerra que ganar con la otra parte, aquí solo tiene que ganar tu bienestar personal. Súmate a personas que te aportan, aquellas que te hacen reír, que te permiten ser como tú eres... y aléjate de la gente tóxica, la que disfruta criticando, la que tienen por norma quejarse y te dan quebraderos de cabeza. Aprende a ser asertivo, a saber decir no y a decir basta. No es una tarea fácil, requerirá entrenamiento. Practica técnicas de relajación y dite a ti mismo cada vez que estés en una situación crítica "esto solo es trabajo, no es importante". Escríbelo si es necesario hasta que te integres el discurso. Realiza tareas fuera de tu trabajo que te induzcan emociones positivas; sal a pasear, tómate un baño caliente, escucha tu disco favorito, ves a que te den un masaje y haz lo que te apetezca.

Escucha a tu cuerpo cuando se manifiesta, los continuos dolores de cabeza, ansiedad, mareos, temblores o taquicardia no son buenas señales. Toma la decisión de cambiar de trabajo o dejarlo si se está llevando tu salud, porque ni el trabajo mejor pagado del mundo tiene derecho a robarte tu valor más preciado, tu bienestar.

No te sientas que abandonaste o perdiste si decidiste marchar porque te saturaste o quisiste dejar de lidiar con un mal ambiente. Aunque te cueste creer puedes encontrar un sitio más adecuado para ti y después de la empresa en la que estás, hay un mundo de posibilidades. Desconecta, relájate y ponte en manos de alguien que te enseñe estrategias si te sientes desbordado y lo crees conveniente.

Eres fuerte. No confundas ser débil con sentirte frágil. Tienes el poder de decidir qué haces con tu vida, de analizar qué te conviene y de ser capitán de tu propio camino.

Te mereces ser feliz, que nadie ni nada te haga sufrir.