Seguro que conocéis a alguien que hace más horas que un
reloj en su trabajo, los fines de semana sigue conectado a la empresa y cuando
os veis siempre habla de su empleo. Seguro que también conocéis a la típica
persona que se rige por la regla del mínimo esfuerzo, está estancada y no
demuestra ningún tipo de ambición.

Muchas personas cuando se encuentran en esta situación
acaban desencadenando el síndrome de
burnout o síndrome de desgaste
profesional. ¿Te suenan las expresiones “¡estoy quemado!” o “¡no
aguanto más!”?
El burnout tiene mayor prevalencia en aquellas profesiones
que requieren contacto con personas como médicos, enfermeros, psicólogos o
profesores. También cuando el trabajador está expuesto durante un tiempo
prolongado a estrés y sobrecarga laboral.
Un sujeto exigente, perfeccionista, que tiene dificultad
para delegar y que abarca más trabajo del que puede tiene mayor probabilidad de
padecerlo. También individuos con personalidad tipo A. Estas personas se
caracterizan por ser ambiciosas e impacientes, tienen la sensación de que
tienen que aprovechar siempre el tiempo y se implican exageradamente en su
trabajo llegando a poner en peligro su salud.
Si te sientes agotado nada más levantarte, irritable,
insatisfecho y sientes que ya no tienes recursos para afrontar tu trabajo y/o además
últimamente no duermes bien, tienes migrañas o presentas problemas
gastrointestinales, amig@, es el momento que te detengas para reflexionar. El
trabajo es importante, pero lo es más tu bienestar.
Empieza introduciendo en tu agenda momentos de ocio. Cuando una persona se siente con un exceso de
trabajo y sale de la oficina agotada, frecuentemente deja de disfrutar de las
actividades que realizaba fuera. ¡Es el momento para retomarlas! Hacer deporte es
una buena opción. Recuerda, mens sana in
corpore sano.
Dedícale tiempo a tu
familia, pareja y amistades. Quizás no has sido consciente de que
últimamente los has abandonado un poco. Ellos probablemente sí. Cuida tu vida
personal.
En tu trabajo, haz descansos, evita trabajar más horas de las que incluye tu jornada y respeta las pausas que te permite tu empresa como por ejemplo el almuerzo. ¡Deja de comer delante de la pantalla del ordenador! Aunque no lo creas, hay otras maneras de afrontar tu día a día.
Comienza a poner límites, trabaja tu asertividad y no intentes asumir más trabajo del que puedes hacer.
Aprende a pedir ayuda y a confiar más en los demás.
La empresa por su parte, puede contribuir para evitar que
sus trabajadores lleguen a estos extremos, empezando por realizar un estudio de clima laboral. Facilitará
conocer qué opinan los empleados de la empresa en lo que respecta a la cultura
organizativa, recompensa, calidad de las relaciones o el estilo de liderazgo,
por ejemplo. También permitirá detectar percepciones o creencias negativas que
tienen y que afectan a su rendimiento.
La falta de reconocimiento es otro aspecto desencadenante de
malestar, más aún si una persona se muestra muy implicada con su labor y se le
añade factores como sobre exceso de trabajo o imposición de objetivos de
difícil alcance. Establece una política de reconocimiento
que sea justa y basada en la igualdad para todos.
Seguro que habéis escuchado las magníficas instalaciones que
dispone Google con futbolines o hamacas para relajarse, o la sala de yoga y
meditación que tiene Infojobs a disfrute de sus trabajadores. Cada vez más, las
empresas comprometidas con sus empleados ofrecen un ambiente lúdico que facilitan que las personas se sientan bien en
el trabajo y tengan momentos de desconexión.
Por último, es fundamental la observación. Si algún trabajador últimamente tiene comportamientos
extraños, empieza a producirse absentismo en tu equipo o escuchas muchos
comentarios negativos, ¡es el momento de actuar!
¡Deja de vivir para trabajar y trabaja para vivir! ;)